Cuando comenzaron a trabajar, Guillermina no podía caminar sola. “Hoy anda caminando por todos lados”, dice su madre.  Efectivamente, ha logrado una gran autonomía y, gracias a la terapia pedagógica, está lista para empezar la escuela en 2019. “Hoy venimos cada seis meses y cada vez que lo hacemos notamos que los avances son enormes”, dice.

“Algo que aprendimos acá es a tener paciencia. Nosotros queríamos ver cambios inmediatamente y las terapistas nos decían que supiéramos esperar, que esos cambios iban a venir. Y así fue,” cuenta visiblemente satisfecha.