Un estudio revelador publicado en la revista Current Biology instala el debate sobre la relación entre la velocidad para procesar información y los superdotados. ¿Existe una única manera de descifrar el CI?

El coeficiente intelectual (C.I.) está en debate y científicos del mundo se cuestionan si acaso sólo hay una única forma de obtenerlo. Un nuevo estudio publicado en la revista Current Biology, abre el juego para intentar resolver el enigma.

Desde la ciencia, sugieren que el C.I. alto está ligado a la velocidad de procesamiento, es decir, a la rapidez y la precisión con que una persona puede entender la información que recibe. Esta información puede provenir de una amplia gama de estímulos sensoriales, que incluyen sonidos, imágenes y sensaciones físicas. Hay procesos, desde responder a un golpe en el hombro hasta resolver un problema difícil de matemáticas, que dependen de la velocidad de procesamiento, entre otras habilidades cognitivas.

"La velocidad de procesamiento sin duda facilita a un mayor coeficiente, porque te permite resolver los procesos de manera más rápida y efectiva. Pero no sólo se puede justificar a través de la velocidad. No hay una única capacidad C.I", explica a Infobae el doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva de FLENI.

Por su parte, en estudios anteriores solo se han encontrado asociaciones moderadas entre el C.I y la velocidad de procesamiento. Es allí en donde investigadores de la Universidad de Rochesterrealizaron una nueva investigación que abre el debate: "¿Falta algún elemento en esta ecuación?". "¿Y si la capacidad de ignorar cierta información fuera tan importante como la velocidad requerida para procesarla?".

Qué es el C.I

"La historia del CI viene de una época en la que se planteaba el nivel de resolución de los individuos y había tests con partes verbales y no verbales para determinarlo. Así se hablaba de C.I verbal y C.I ejecutivo. Hoy está bastante en discusión porque individuos con altos niveles en estos tests a veces puestos en resolución en sociedad son igual, menos o más pero no obligadamente tienen la mayor capacidad de resolución que el resto", resume el experto.
El estudio

Los investigadores de Rochester tomaron 53 casos para determinar cómo las personas procesaban diferentes tipos de información visual. Para hacer esto, pasaron una serie de figuras por una pantalla y les pidieron a los participantes que identificaran en qué dirección se habían movido, por ejemplo, de arriba a abajo o de izquierda a derecha. Las figuras podían ser grandes o pequeñas.

Contrario a lo que dictaría la intuición, los participantes generalmente tardaron más en procesar las figuras grandes que las pequeñas. Este fenómeno, que se conoce como supresión espacial, se origina a partir de una inclinación natural a prestar menos atención a los movimientos grandes que ocurren en el fondo, como ignorar a un león que está en el horizonte para centrar la atención en el león que está justo enfrente.
Cada participante recibió una puntuación en el índice de supresión (IS) con base en la diferencia entre su tiempo de respuesta ante la figura pequeña en movimiento y la figura grande en movimiento.

Los participantes también completaron una versión de la Escala Wechsler de Inteligencia para adultos (Wechsler Adult Intelligence Scale o WAIS, por sus siglas en inglés), que es una de las pruebas de C.I más estudiadas en la actualidad y el análisis reveló una fuerte correlación entre el C.I y la puntuación en el I.S, lo que significa que las personas con un coeficiente más alto fueron mejores para procesar movimientos pequeños y peores para procesar movimientos grandes.

UN CEREBRO EFICIENTE IGNORA LO QUE NO ES ESENCIAL

"Coincido en el hecho de la necesidad de la supresión de otras informaciones para que uno pueda procesar determinada información en forma más efectiva. Por ejemplo, si yo necesito acceder a una parte de mi cerebro que tiene información visual, para procesar la que me interesa, tengo que activarla e inhibir el resto. Y también considero que sólo con la velocidad no se puede justificar. Se necesita velocidad y concentración sobre esa información para que no se diluya", agrega Allegri.
"(Jorge Luis) Borges y (Albert) Einstein tenían altísimos niveles intelectuales pero la forma en que la desarrollaron y su tipo no es el mismo. Para los dos es clave el nivel de procesamiento pero no es lo único. Sino Einstein podría haber sido Borges y al revés, y eso es imposible".

Otro estudio de la Universidad de Harvard, realizado por la investigadora Laura Germine de la Unidad Genética Psiquiátrica y Joshua Hartshorne, del departamento de Psicología de laUniversidad de Harvard, avalan la teoría de que hay "algo más" que sólo velocidad de procesamiento: "Estamos acostumbrados a pensar que el poder mental (velocidad de procesamiento) nativo es el estándar de oro para el éxito de muchos campos, pero pocos de nosotros cultivamos el nuestro hasta que somos un poco mayor, con frecuencia nuestra inteligencia emocional se modifica a partir de los 20 años. Un cerebro rápido sin el condimento emocional de edad pierde mucha potencia; qué afortunados somos que estas fuerzas no alcanzan su punto máximo al mismo tiempo".
El estudio encontró que la velocidad de procesamiento del cerebro es más rápido

cerca de los 18 años y a partir de ese momento, poco a poco, comienza a declinar. De todas maneras, eso no cambia el hecho de que habilidades de vocabulario, escritas y verbales, requieren muchos años más antes de alcanzar su punto máximo, a los 60 o 70 años por lo general.

"Somos más capaces de recordar cosas que vemos cuando estamos cerca de los 25 años, pero nuestra capacidad de recordar números no llega a su esplendor por otros 10 años más. La memoria a corto plazo en general no toma su forma completa hasta que nos acercamos a la mediana edad (por lo general alrededor de 35)".
Lo que dejó el estudio

Los hallazgos de los investigadores de Rochester tienen mucho sentido en escenarios de la vida real: cuando uno maneja, por ejemplo, son los autos y los peatones que están cerca quienes captan la mayor parte de la atención. Lo que sucede en el fondo -los edificios, los objetos que están al lado de la calle, la gente que camina por la vereda- es secundario.

Poco se conoce aún sobre los enigmas que esconde el cerebro. Es por ello que los científicos abren el juego para entender alguno de sus misterios. En este caso, puntualmente sobre los procesos cognitivos que podrían estar relacionados con el coeficiente intelectual.
"Hay muchas cosas más pero eso aún está por develarse", concluye el especialista de FLENI.

Fuente: INFOBAE 
http://universalmedios.com.ar