El 26 de agosto de 2008 Martina Azul Agullo, una niña de cuatro años, se estaba dando un baño. Virginia, su madre, salió a buscar una toalla. Al regresar, la encontró boca abajo, sin conocimiento. Esto sucedió en Caracas, Venezuela, donde le salvaron la vida luego de una internación de cuatro días en terapia intensiva. “Parecía que estaba bien, pero luego es como que el cerebro se le apagó. No nos veía, estaba toda dura, no dormía, estaba a los gritos”. De Caracas voló a FLENI. “Podíamos haber ido a los Estados Unidos, pero allá es todo mucho más burocrático, mucho llenar informes”. Inicialmente Martina estuvo dos meses internada, seis horas de rehabilitación diaria más una de estimulación visual. Fue pasando etapas, como si fuera un bebé. Todos los días su familia notaba un avance. A los dos meses comenzó el tratamiento ambulatorio, tres horas diarias. Su madre dice: “Hizo cinco años de su vida en casi un año. Volvió al colegio, está en sala de cuatro años. A ella la salvaron varios factores. FLENI fue superimportante; una clave de FLENI es el trabajo en equipo: todo el mundo sabe lo que le pasa a tu hija y eso te alivia mucho”. En el último módulo de rehabilitación intensivo de dos meses de atención, Martina entre otras cosas trabajó en la escritura de su nombre con letras móviles y en la clasificación por variables, con el objetivo de trabajar la motricidad fina y el encastre.