Los tumores cerebrales primarios, conocidos como gliomas, tienen una incidencia anual de 4 /100.000 habitantes predominando a partir de los 40 años. Predominan en el compartimento supratentorial como puede verse en el siguiente esquema.
Se clasifican en base a la célula de origen en:
1. Tumores de la serie astrocítica
a) Astrocitomas pilocíticos
Son lesiones consideradas tumores grado I, benignas y con muy buen pronóstico con la cirugía.
b) Astrocitomas fibrilares y gemistocíticos
Astrocitomas infiltrantes que presentan progresión histológica sino se tratan. Son infiltrantes con velocidad de crecimiento variable.
c) Astrocitomas anaplásicos
Astrocitomas con mayor grado de indiferenciación. En la resonancia empiezan a mostrar captación de contraste.
d) Glioblastoma multiforme
Tienen proliferación de vasos de neoformación y necrosis intratumoral
2. Tumores de la serie oligodendrocítica
a) Oligodendroglioma
Los oligodendrocitos son las células que secretan la mielina. Suelen tener mejor evolución que los astrocitomas.
b) Oligodendroastrocitoma
3. Tumores de la serie ependimaria
a) Subependimoma
Lesión tumoral circunscripta que se considera benigna y cuyo tratamiento es la resección quirúrgica
b) Ependimoma
Son tumores originados en las células del epéndimo que recubre los ventrículos. Suelen predominar en el IV ventrículo y generar hidrocefalia obstructiva
El diagnóstico histológico se basó siempre en los hallazgos morfológicos y de inmunohistoquímica como la hiperplasia vascular, la necrosis y el pleomorfismo celular como se ve en el esquema siguiente.
Esto permitía dividir a los gliomas en 4 grados. Actualmente, los recientes avances en la biología molecular, exigen el análisis detallado de una serie de marcadores moleculares cuya expresión o negatividad permiten detectar patrones tumorales que se benefician de determinados esquemas terapéuticos.
Clínicamente producen distintos síntomas en base al volumen y localización:
El diagnóstico requiere la realización de resonancia magnética con contraste que permite determinar las características básicas de la lesión. A su vez, las técnicas de espectroscopía permiten detectar los metabolitos intratumorales y en base a determinados patrones ya conocidos permite realizar aproximaciones diagnósticas preoperatorias.
El tratamiento se inicia con la administración de esteroides para disminuir la respuesta inflamatoria perilesional y anticonvulsivos para prevenir crisis comiciales. El tratamiento oncológico incluye la cirugía y distintos esquemas de radioterapia y quimioterapia en base al diagnóstico histológico.
La cirugía requiere la máxima resección posible intentando preservar función neurológica como se puede ver en el siguiente esquema:
En casos de recurrencias lesionales posteriores al tratamiento oncológico la recirugía se plantea si las condiciones clínicas lo permiten.
Existen tumores cerebrales con características histológicas particulares por lo cual son consideradas de bajo grado. Estas lesiones no presentan claros márgenes de identificación intraoperatorios y la resección puede beneficiarse con la utilización de neuronavegación o marcación estereotáctica para poder localizar toda su extensión.
En la actualidad existe amplio consenso para intentar resecciones amplias para optimizar la respuesta a los tratamientos radiantes y quimioterápicos posteriores.