Qué es

La miastenia gravis (MG) es una enfermedad autoinmune de la unión neuromuscular que causa debilidad de los músculos voluntarios, encargados del movimiento y que normalmente están bajo control consciente. 

Es causada por un defecto en la transmisión de los impulsos nerviosos a los músculos. Esto ocurre cuando la comunicación normal entre el nervio y el músculo se interrumpe en la unión neuromuscular; es decir, el lugar en donde las células nerviosas se conectan con los músculos. Normalmente, cuando los impulsos recorren el nervio, las terminaciones nerviosas segregan acetilcolina. Esta sustancia se desplaza en la placa neuromuscular y se adhiere a los receptores de acetilcolina. Los receptores se activan y generan una contracción del músculo.

En la miastenia, los anticuerpos bloquean o destruyen los receptores de acetilcolina, con lo que impiden la contracción del músculo. Esos anticuerpos son producidos por el propio sistema inmunológico del cuerpo. Por eso, se trata de una enfermedad autoinmune.

Puede afectar a personas de cualquier edad y es más común en mujeres jóvenes y hombres de edad avanzada. 

Síntomas

La miastenia gravis se caracteriza por fatigabilidad y debilidad de la musculatura voluntaria. Esto puede causar dificultades para respirar debido a la debilidad de los músculos de la pared torácica, para masticar y tragar, para subir escaleras o levantarse cuando se está sentado. También suele generar visión doble y párpados caídos (ptosis). 

Diagnóstico

Para diagnosticar la miastenia gravis se realiza un examen neurológico. En muchas personas, los primeros afectados son los músculos del ojo. Otros estudios incluyen los análisis de sangre para identificar anticuerpos que bloquean los receptores acetilcolínicos, la tomografía computarizada o la resonancia magnética del tórax, además de pruebas electrofisiológicas.

Tratamiento

Hasta el momento no se descubrió una cura para la miastenia gravis, pero con tratamiento pueden lograrse períodos prolongados sin síntomas. Algunos medicamentos mejoran la comunicación entre nervio y músculo. 

Cuando los síntomas son graves y no funcionan otros tratamientos, pueden recetarse medicamentos que inhiben la respuesta inmunitaria, responsable de la debilidad. En algunos casos, se indica una cirugía para extraer una glándula llamada timo, que es a veces la responsable de la producción de los anticuerpos bloqueadores.

Además, deben evitarse el estrés y la exposición excesiva al calor porque pueden empeorar los síntomas.

Especialidades relacionadas:

Servicio de Enfermedades Neuromusculares

Profesionales:

Dr. Fabio Barroso, jefe del Servicio de Enfermedades Neuromusculares

 

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