Inflamación del parenquima encefálico, de origen habitualmente infeccioso pero pueden estar relacionadas con procesos autoinmunes o paraneoplásicos. Puede seguir una evolució aguda, subaguda o crónica y con frecuencia se asocia a meningitis.

A diferencia de la meningitis, la encefalitis es una inflamación que afecta a todo el cerebro (y no sólo a las membranas que lo recubren). Mientras en la meningitis el paciente suele conservarse alerta, en las encefalitis es mayor la confusión e incluso falta de conciencia. La encefalitis también provoca convulsiones, problemas de memoria y dificultad para caminar. Diferentes virus, como el de la polio o la rabia, pueden viajar a través de la sangre y llegar al cerebro para producir encefalitis. Esta también puede ser una derivación secundaria del sarampión, la rubéola o la varicela. Las personas con el sistema inmunológico deprimido, como los que padecen Sida, tienen mayores riesgos de padecer encefalitis. El 10 % de las encefalitis es consecuencia de un virus herpes simple, también responsable de aftas en la boca, que se reactiva en un momento por razones poco claras. En las encefalitis por herpes son notables los cambios de comportamiento, las alucinaciones y los delirios. Muchas encefalitis virales son transmitidas por la picadura de un mosquito o una garrapata. En Estados Unidos, hubo miles de casos por el virus del Nilo Occidental. En la Argentina, se han producido brotes de “encefalitis de St. Louis” (San Luis) y de “encefalitis equina”.

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