La aneurisma cerebral es una dilatación de una arteria dentro de la cabeza en forma de saco, baya o pera; se originan a partir de una debilidad en la pared de la arteria y van creciendo a lo largo de la vida con la posibilidad de romperse y producir una hemorragia cerebral (aneurisma roto). Otras veces se los descubre por casualidad (aneurisma incidental) o pueden dar síntomas por comprimir a otras estructuras del cerebro (aneurisma sintomático). El mayor peligro radica en la rotura, y entre los factores de riesgo de ruptura son la hipertensión arterial, hábito de fumar, abuso de alcohol y drogas (cocaína), forma y tamaño del aneurisma. Los aneurismas cerebrales son más frecuentes en los adultos de 30 a 60 años que en los niños. La mayoría de los aneurismas no dan síntomas hasta que son grandes y comprimen nervios u otras estructuras o se rompen provocando una hemorragia cerebral; entre los síntomas habituales encontramos la cefalea que los pacientes la refieren como “la peor de su vida”, visión borrosa, algún párpado caído, menor fuerza de brazos y pierna o la boca desviada, naúseas-vómitos, pérdida de conocimiento, etc. Los estudios para arribar al diagnóstico son la Tomografía computada, la Resonancia magnética, Angiografía por Resonancia magnética o por Tomografía computada; pero el estudio por excelencia es la Angiografía digital cerebral tridimensional que analiza con precisión la ubicación, forma y tamaño del aneurisma.
Los pacientes portadores de aneurismas cerebrales (lo sepan o no) tienen la posibilidad de ruptura, pero no todos se rompen. Cuando se detecta un aneurisma cerebral se analiza caso por caso entre nuestros Especialistas porque ningún caso es igual a otro. En líneas generales los aneurismas muy chicos y asintomáticos se los controla periódicamente con estudios de imágenes. Los sintomáticos no rotos se tratan por el riesgo de rotura y los aneurismas rotos representan una Urgencia médica para el tratamiento. Hoy en día existen dos opciones terapeúticas: el clipado por microcirugía y la embolización endovascular.
El clipado microquirúrgico consiste en excluir el aneurisma de la arteria normal que le dio origen mediante el uso de clips o broches metálicos que se dejan de por vida en la unión de la arteria y el aneurisma evitando el riesgo futuro de rotura. La microcirugía ha demostrado ser muy eficaz en el tratamiento de los aneurismas y en general un aneurisma bien ocluído no se vuelve a formar. Mucho menos frecuente como tratamiento es cerrar la arteria que dio origen al aneurisma y/o hacer un by-pass.
La embolización endovascular es la alternativa al clipado microquirúrgico. Ambos tratamientos son cirugías de alta complejidad con resultados y posibilidad de complicaciones similares.
Aneurisma de bifurcacion de la arteria carotida interna derecha
Angiotomografía donde se observa la presencia de un aneurisma de bifurcación de la arteria carótida interna derecha.
Vista intraoperatoria luego de colocar un clip para excluir el aneurisma.
Angiotomografía postoperatoria donde se observa la presencia del clip y la ausencia del aneurisma.
Foto ilustrativa de un clip recto de titanio.
Tomografía computada de cerebro en la que se observa la presencia de la típica hemorragia subaracnoidea y la presencia de un hematoma del lóbulo temporal izquierdo.
Angiografía digital cerebral en la que se observa la presencia de un aneurisma de la arteria silviana izquierda responsable de la hemorragia subaracnoidea y el hematoma temporal izquierdo.