El aislamiento obligatorio y las preocupaciones que genera la pandemia mundial de coronavirus pueden causar estados de gran ansiedad. Para mitigarlos, podemos echar mano de un recurso fácil y accesible: Practicar la escucha activa de la música que nos gusta.

Se ha demostrado con estudios de imagen funcional que la música está íntimamente ligada a nuestros sistemas de recompensa, sobre todo al núcleo accumbens, a aquello que nos causa placer. La escucha activa produce en nuestro cuerpo químicos relacionados con el bienestar, como la oxitocina y la dopamina. Por eso mismo, en tiempos de aislamiento obligatorio debido a la pandemia de coronavirus, la música es un recurso útil para combatir estados como la ansiedad o la angustia.

 “Está comprobado que la música produce cambios fisiológicos en nuestro sistema sensorial y está estrechamente relacionada con nuestro sistema límbico, con las emociones y la memoria episódica”, señaló la licenciada Mercedes Goyheneix, quien trabaja en Fleni en la rehabilitación de pacientes que sufrieron eventos neurológicos, como ACVs o traumatismos de cráneo, a través de la musicoterapia. 

Si bien la musicoterapia implica un proceso y una relación terapeuta-paciente, la escucha activa de música que nos gusta es una herramienta accesible y válida de bienestar al alcance de todas las personas, ya que a través de la música se pueden inducir distintos estados de ánimo. Si somos conscientes de sus beneficios, podemos utilizarla como recurso sobre todo en estos tiempos de mayor incertidumbre y ansiedad. 

Una escucha activa y focalizada para mayores beneficios 

Para que los efectos de la música sean del todo benéficos, es necesario practicar una escucha activa y no ponerla simplemente de fondo. Desde la escucha activa hasta la producción musical, cantar, bailar al compás de la música o tocar un instrumento, son todas formas de conexión musical, y aumentan aún más sus beneficios.

“Muy pocos estímulos logran que el cerebro se active de esa forma”, explicó la licenciada Goyheneix. Para ejemplificarlo en términos visuales, cuando los neurocientíficos analizan el cerebro de alguien que escucha música, ven en las imágenes neurológicas algo parecido a “fuegos artificiales”. Esto se debe a que varias zonas del cerebro se iluminan a la vez, lo que denota gran actividad.  

“Numerosos estudios respaldan estos hallazgos. Pero además, es algo fácil de comprobar en lo personal: a veces con sólo escuchar una canción que nos gusta mejora nuestro estado de ánimo”, agregó la licenciada Goyheneix.

Un estudio científico llevado a cabo por los investigadores de la Universidad McGill de Canadá demostró que la música puede tener el mismo efecto que tienen las drogas en nuestro cerebro. La sensación que se tiene al empezar a escuchar los primeros acordes de una canción que nos gusta está causada por la liberación de opioides naturales, las endorfinas.

Por otra parte, estudios realizados por la Universidad de Manchester aseguran que cuando escuchamos música a más de 90 decibelios, una parte del oído interno estimula el cerebro para que libere endorfinas que provocan sentimientos de placer y felicidad. Lo mismo ocurre cuando varias personas se reúnen para cantar.

Música para relajar 

De acuerdo con la licenciada Goyheneix, “no hay una píldora mágica musical que uno pueda recetar para determinadas emociones o patologías”, ya que los musicoterapeutas trabajan sobre las necesidades, gustos y preferencias musicales de cada paciente. Sin embargo se sabe, por ejemplo, que la música circular, aquella que no presenta cambios ni contrastes musicales constantes y que es repetitiva y predecible, calma. 

“El cerebro siempre quiere sobrevivir y por eso está continuamente haciendo distintos ejercicios de predicción de lo que está por pasar. Cuando uno escucha una música predecible, el cerebro deja de estar atento al peligro y eso permite entrar en un estado de relajación”, explicó. Suele ser el caso de los mantras o de la música para relajarse, aunque lo predecible puede estar dado también por el hecho de que se trate de una música que conocemos y que nos agrada.

“La música es un recurso que nos permite volver a focalizar nuestra atención conscientemente en algo que sabemos que nos genera bienestar.  Podemos usarla para salir de ciertos estados de ansiedad y de tensión y conectar con otra cosa, recuerdos y emociones positivos asociados a esa música o simplemente música que calme nuestro sistema sensorial y emocional y genere bienestar”, apuntó Goyheneix. “Es un recurso válido más para tener en cuenta, así como meditar o hacer deporte para liberar endorfinas”, completó.

Video:

Lo que sucede en el cerebro cuando escuchamos música

https://drive.google.com/file/d/19ppiNrmDTAEnjWdZPd-sJcklvKMyF3ve/view?usp=drivesdk