Los profesionales de la Clínica de Tecnología Asistiva de Fleni Escobar emplean distintas tecnologías, desde dispositivos de control ocular hasta otros de realidad virtual, para ayudar a los pacientes en su rehabilitación. Una tendencia que avanza en todo el mundo y de la que Fleni fue pionera en Argentina.

El ritmo vertiginoso con el que se producen los adelantos en las tecnologías de la información y la comunicación tuvo un gran impacto en todos los ámbitos, incluido el de la salud. Es por eso por lo que, hoy en día, las personas con discapacidad pueden beneficiarse del uso de dispositivos de tecnología asistiva como los que ofrece Fleni en su Centro de Rehabilitación de Escobar.

Allí funciona desde 2005 la Clínica de Tecnología Asistiva, donde pacientes adultos y pediátricos pueden acceder a diferentes estrategias y/o herramientas para aumentar, mejorar y/o mantener su participación en las actividades de la vida y minimizar el impacto de las barreras ambientales. Es decir, una serie de dispositivos que los ayudan a mejorar su calidad de vida.

“Este tipo de tecnologías pueden ser empleadas tanto por niños con parálisis cerebral, atrofia muscular espinal (AME) o dislexia hasta personas que sufrieron un ACV o traumatismos de cráneo, por citar sólo algunos ejemplos”, explicó Diego Ferreyra, bioingeniero de la Clínica de Tecnología Asistiva de Fleni.

Fleni fue pionero en la incorporación de las tecnologías asistivas al país. “Más del 80 por ciento de los pacientes que acuden al Centro de Rehabilitación de Fleni Escobar usan alguna tecnología o recursos de la Clínica de Tecnología Asistiva”, señaló Ferreyra. “Esto permite ayudarlos en su acceso al aprendizaje y a la comunicación”, completó. Pero, ¿en qué consisten exactamente estos dispositivos?

Tablets, sensores oculares y plataformas virtuales

Los profesionales de la Clínica de Tecnología Asistiva de Fleni Escobar trabajan con distintos dispositivos. El de control ocular, por ejemplo, permite manejar una computadora con los ojos, algo de gran utilidad para personas con dificultades motrices que afectan al lenguaje o que no pueden hacerlo con las manos. Es así como un niño con parálisis cerebral, por ejemplo, puede escribir o elegir qué video quiere ver en Youtube posando su mirada en determinadas partes de la pantalla.

Otros dispositivos son los mouses adaptados para personas con dificultades motoras o las tablets con sistemas de comunicación aumentativa-alternativa (CAA), que incluyen un software que hace que el paciente pueda comunicarse mediante pictogramas o dibujos. Algo de gran ayuda, por ejemplo, para las personas que tienen dificultades en el habla tras haber sufrido un ACV.

Pero hay más. La realidad virtual no forma parte sólo de las consolas de videojuegos hogareñas: gracias a las plataformas de rehabilitación virtual, los pacientes pueden, a través del uso de sensores de detección y reconocimiento de movimientos, trabajar en su rehabilitación de forma lúdica, aumentando su motivación.

Una de las posibilidades que ofrecen, por ejemplo, es que el paciente observe sus movimientos a través de un videojuego. En el caso de los más pequeños, permiten, entre otras cosas, proyectar en el suelo imágenes que estimulen al niño a hacer ejercicio jugando.

Un equipo interdisciplinario al servicio del paciente

Los bioingenieros -ingenieros formados en el área médica- trabajan en estrecho contacto con los demás profesionales de la clínica, como fonoaudiólogos, psicopedagogos y terapistas ocupacionales, que son aquellos profesionales que ayudan al paciente con actividades de la vida diaria.

“Durante todo el tratamiento trabajamos de forma interdisciplinaria con el paciente y su familia para acompañarlo en el proceso de incorporación de estas tecnologías a su vida cotidiana”, precisó Ferreyra. “Es muy inspirador ver cómo muchos pacientes se exigen cada vez más, tienen ganas de hacer cosas. Como profesional es también un gran desafío, ya que te obliga a tratar de estar a la altura de las necesidades y expectativas de cada paciente”, aseguró.

Ferreyra forma parte del equipo de la Clínica de Tecnología Asistiva coordinado por el bioingeniero Marcos Crespo, jefe de Ingeniería en Rehabilitación, y allí trabaja en conjunto con referentes de distintas áreas como, por ejemplo, las terapistas CR-Atención Adultos Lic. Melania Ron (terapia ocupacional) y Lic. Valeria Prodan (fonoaudiología) y las terapistas CRI CETNA-Atención Pediátrica Lic. Diana Diaz (fonoaudiología), Lic. Milagros Bilbao (psicopedagogía) y Lic. Verónica Bamberger (terapia ocupacional).