¿Qué sucede cuando los niños destinan más tiempo al uso de dispositivos tecnológicos en lugar de interactuar con su entorno? ¿existe un tiempo de exposición recomendable? Estas son algunas de las preguntas que surgen cuando vemos frecuentemente a niños pequeños con celulares o tablets en el colegio, en la casa o en los medios de transporte. Por esta razón, es importante dar a conocer cuáles son los riesgos de esta exposición y qué alternativas podemos presentarles para promover un neurodesarrollo saludable.

Cabe aclarar que las pantallas fijas y móviles no son buenas ni malas, pero el impacto en los niños depende de la utilización que los padres hacen de ellas. Es decir, cómo introducen a sus hijos en la cultura tecnológica y cómo los preservan de los posibles riesgos. A su vez, cuando los padres utilizan en exceso los dispositivos móviles, esto se asocia con menor interacción verbal y no verbal en la familia.

Prohibir el uso de dispositivos tecnológicos en niños no es necesario, pero debemos tener en cuenta que, si bien pueden ser muy buenos, no pueden reemplazar a la interacción con el mundo que los rodea.
¿Hay un tiempo recomendado de exposición? Es una pregunta que muchos padres nos suelen hacer. En principio, desde el Centro de Rehabilitación Infantil de Fleni Escobar recomendamos que los menores de dos años no interactúen con pantallas, ya que el control atencional y el pensamiento simbólico son inmaduros para que puedan transferir conocimientos desde una pantalla a la vida real en tres dimensiones. En esta edad, los pequeños se encuentran en una etapa de desarrollo sensoriomotor y su comprensión del contenido bidimensional de las pantallas es limitado.

Antes de los dos años, los niños desarrollan habilidades cognitivas, sensoriales y adquisición de lenguaje. Por esta razón, es necesario que exploren el mundo que los rodea y que logren una interacción adecuada con padres o cuidadores para adquirir una madurez exitosa. A partir de los dos años, los juegos interactivos son una buena opción, pero no más de una hora al día. Las dificultades comienzan cuando el uso de pantallas desplaza la actividad física, la interacción con el mundo que los rodea y la exploración práctica, cuestiones sumamente importantes para el aprendizaje.

Podemos mencionar algunas alternativas al mundo digital, según las edades (cada etapa tiene características y necesidades propias):

* Bebés: el principal juguete son sus padres y la estimulación con ellos como escuchar su voz, recibir sus caricias, reconocer su olor.

* Entre los 12 y 24 meses: leer o cantar juntos; nombrar imágenes; «Atraparse» (es un juego que favorece el desarrollo motor, la empatía, la resolución de problemas compartidos); utilizar distinto tipo de materiales y objetos que estimulen sus sentidos como cacerolas y cucharas con las que disfrutan el placer de hacer ruido, tocar cosas, tirarlas al piso, manipularlas, etc.

* Entre los 2 y 3 años: tienen la capacidad de representar situaciones y roles de su vida cotidiana por lo que recomendamos juegos que propongan «tomar el té, ir a compras, cocinar»; proveer actividades y juegos con texturas, sonidos, que continúen favoreciendo el descubrimiento sensorial y motor. Lectura de cuentos. En resumen, la tecnología debe ser incluida solo de acuerdo a las necesidades de cada niño. Quitarle los dispositivos a un niño no resuelve el problema. Debemos brindarles herramientas para que se conviertan en un complemento en su neurodesarrollo, y no un reemplazo.

Dra. Mónica Ferrea
Neuróloga infantil y coordinadora Asistencial de CRI-CETNA de Fleni Escobar (M.N. 82.502)