En el marco del Día Mundial del Autismo, que se celebra cada 2 de abril, Fleni busca concientizar sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y aclara algunos mitos que se suelen producir alrededor de esta patología. En el mundo se estima que el 1% de la población presenta un diagnóstico de trastornos del espectro autista.
El Servicio de Psiquiatría Infantil de Fleni ha tomado cada experiencia de sus pacientes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) como puente para cumplir uno de sus principales objetivos: brindar un acompañamiento pleno en cada uno de los entornos a los que se encuentran expuestos. Para así, lograr concientizar y generar una nueva conducta y pensamiento frente a las personas que presentan este trastorno. En el marco del Día Mundial del Autismo, Fleni busca informar sobre el trastorno del espectro autista y aclara algunos mitos que se suelen producir alrededor de esta patología.
¿Qué es el trastorno del espectro autista (TEA)?
El autismo se define como un trastorno del neurodesarrollo que forma parte de un grupo de condiciones conocidas como trastornos del espectro autista. Cuando se habla de autismo y de personas con autismo se hace referencia a un conjunto de condiciones semejantes pero cuya manifestación varía mucho en grado y forma de unas personas a otras.
Hoy en día se prefiere denominarlo trastorno del “espectro” autista (TEA) ya que entenderlo como un rango continuo y no una categoría única permite entender la enorme variabilidad en las personas que presentan este síndrome.
En este rango es común encontrar desafíos en la comunicación, en la interacción social y suelen estar presentes actividades, intereses o conductas repetitivas o estereotipadas. Además, frecuentemente se observan alteraciones en el procesamiento de los estímulos sensoriales resultando en dificultades para tolerar ciertos sonidos, o en la fascinación por el movimiento de objetos o la intolerancia a ciertas texturas, por ejemplo.
En cuanto a las causas de los trastornos del espectro autista, éstas son multifactoriales dado que no existe una causa única, pero se considera que existen factores genéticos predisponentes sobre los que impactan factores del entorno prenatal, perinatal o posterior al nacimiento.
Se sabe que el cerebro de las personas con TEA se desarrolla de manera diferente al de los niños con desarrollo típico por lo que su funcionamiento es también distinto y, por lo tanto, también lo será el procesamiento de la información. De esta forma, en el marco del Día Mundial del Autismo, la Dra. Silvia Panighini, jefa del Servicio de Psiquiatría Infantil de Fleni, aclara algunos mitos sobre este trastorno:
- MITO 1: “Son personas incapaces de sentir o expresar afecto”
Los niños y adultos con TEA sonríen, lloran, se enojan y expresan amor. Establecen vínculos de apego con sus seres queridos. El modo de comunicar estos sentimientos puede resultar poco típico.
- MITO 2: “Las personas con TEA no hablan ni se comunican”
Con la ayuda adecuada un gran porcentaje de niños con TEA desarrolla lenguaje, otros lograrán comunicarse a través de métodos alternativos de la comunicación.
- MITO 3: “La mejoría es muy poco frecuente”
Todas las personas con TEA mejoran en el curso de su desarrollo y si las intervenciones son tempranas, intensivas y específicas, las probabilidades de expresión verbal, relación social y aprendizaje son muy altas.
- MITO 4: “Son niños que no pueden ir a escuelas comunes”
La decisión sobre la escolaridad no depende de un diagnóstico sino de las características y necesidades específicas de cada individuo y de las posibilidades de la escuela. La integración en la escuela común es deseable y posible en muchos casos.
- MITO 5: “Los padres son la causa del trastorno”
Existen evidencias de factores genéticos ligados a los TEA, sobre éstos, los factores ambientales pueden incidir tanto negativa como positivamente. Un ambiente rico en interacciones, calidez y comprensión contribuirá a la evolución favorable de un niño con TEA.
- MITO 6: “Prefieren estar solos y no tener amigos”
Las personas con TEA desean relacionarse y tener amigos, pero les resulta difícil comprender cómo comportarse en situaciones sociales. Comprender y responder a las emociones de otros puede resultarles una tarea desconcertante.