Según estimaciones mundiales, un 10% de la población puede presentar dislexia, uno de los trastornos del aprendizaje más frecuente. En Fleni Escobar, se detectó que la edad promedio de consulta es de 10 años y 5 meses. La importancia de la detección temprana y qué indicadores hay que prestar atención en el desarrollo del aprendizaje de los niños.

En el marco del Día Mundial de la Dislexia, Fleni resalta la importancia de detectar este trastorno de manera temprana para determinar las necesidades específicas de un tratamiento adecuado.

“Es importante estar alerta a las señales mínimas que cada niño presenta. Trabajar de manera precoz hace la diferencia en aquellos niños que presentan un ritmo de aprendizaje más lento que el resto. Así será posible optimizar sus habilidades y que puedan alcanzar un desempeño promedio. A la vez, que no se vea afectado el avance de su autoestima”, afirma Paula Uhrig, licenciada en Psicopedagogía (MP 434), Coordinadora del Servicio de Psicopedagogía de Fleni Escobar.

Para evitar el fracaso escolar

En el Centro de Rehabilitación Infantil de Fleni CRI-CETNA se desarrolla el Programa de Detección y Seguimiento del Fracaso Escolar, coordinado por la Dra. Paulina Carullo, neuróloga infantil. Se realiza una vez por semana y está integrado por profesionales altamente capacitados en aprendizaje. Con el objetivo de ofrecer una evaluación integral de aquellos niños que experimentan dificultades escolares o a quienes se sospecha trastornos específicos del aprendizaje con impacto en el rendimiento académico y socioemocional.

Según datos relevados en el período 2015-2017, se evaluaron 253 pacientes, de los cuales el 66% fueron niños y el resto, niñas (34%). La edad promedio de consulta fue de 10 años y 5 meses. Se encontró que: 121 cumplieron criterio para trastornos específicos de aprendizaje (58 dislexia; 28 discalculia y 35 dislexia y discalculia).

El resto de los pacientes no cumplieron con todos los criterios para trastorno específico de aprendizaje debido a su edad o nivel escolar, pero sí se les sugiere la intervención temprana porque son el grupo de riesgo sobre el cual es fundamental realizar una intervención temprana.

“Como vimos en los últimos dos años, la edad promedio de consulta fue de 10 años y 5 meses. Es importante trabajar con los padres y docentes para que las consultas lleguen antes. Se trata de lograr un acompañamiento escolar y familiar eficaz, un tratamiento adecuado, atenuando el impacto negativo del fracaso escolar sobre el desarrollo de la autoestima de los niños. La detección temprana contribuye a optimizar las habilidades académicas descendidas y a minimizar el impacto emocional que conlleva el fracaso escolar”, agrega la Lic. Uhrig.

Indicadores para considerar según la edad

Es importante que tanto padres como docentes presente atención al desarrollo del aprendizaje de cada niño. Si bien cada uno tiene sus tiempos, se pueden detectar ciertos signos de alerta. Y al detectarlos lo que se recomienda es hacer la consulta con los especialistas.  

Niños de 3 a 6 años

  • Historia familiar de dificultades escolares.
  • Retraso en la adquisición del habla.
  • Dificultades para aprender series: colores, días de la semana, serie numérica.
  • Confusión en el reconocimiento de conceptos de orientación espacial (derecha-izquierda) y nociones temporales (hoy-mañana-ayer).
  • Dificultades para rimar, establecer el sonido inicial de las palabras, establecer la relación entre la imagen y el sonido de las letras.

Niños de 7 a 11 años

  • Lectura lenta o silabeante.
  • Lectura poco precisa y con mucho esfuerzo.
  • Lectura correcta pero poco automatizada.
  • Dificultades para comprender textos debido al esfuerzo para leer.
  • Inversiones, omisiones, sustituciones y traslados de letras, números y palabras.
  • Confunde unas letras con otras y cambia y sustituye las sílabas de las palabras
  • Dificultades para el deletreo de palabras conocidas y en el maneo de la ortografía.
  • Expresión escrita desorganizada y con una gramática deficitaria.
  • Dificultad para resolver cálculos, aprender las tablas y resolver problemas. Asimismo, para el manejo del tiempo y del dinero.
  • Pueden presentar conductas evitativas frente a tareas escolares.
  • Periodos cortos de atención, se distraen o pierden objetos con facilidad.

Algunas definiciones sobre la dislexia

La dislexia, tal como se expresa en la definición consensuada por la Asociación Internacional de Dislexia (IDA, 2002; Lyon, Shaywitz y Shaywitz, 2003), es: “una Dificultad Específica de Aprendizaje (DEA) de origen neurobiológico, caracterizada por la presencia de dificultades en la precisión y fluidez en el reconocimiento de palabras (escritas) y por un déficit en las habilidades de decodificación (lectora) y deletreo (ortografía)”.

Dichas dificultades no están influidas por el nivel intelectual, problemas emocionales ni sociales de la persona. Debe producirse en ausencia de lesiones neurológicas y/o afecciones sensoriales que la justifiquen, habiendo recibido oportunidades escolares para la correcta adquisición de la lecto escritura.

Asimismo encontramos en el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicado por la APA -American Psychiatric Association-, y que es el referente en salud mental mundial) que se la incluye en una subcategoría de los trastornos del neurodesarrollo llamada “trastorno específico del aprendizaje”. Dentro de esta categoría, se deben especificar todas las capacidades donde el niño/a tiene dificultades, ya sea la lectura (precisión, velocidad, comprensión), la expresión escrita, la aritmética o el razonamiento matemático. Puede estar unida a otras dificultades escolares como falta de atención o concentración y/o hiperactividad.

Es persistente a lo largo de la vida pero con adecuaciones de acceso, metodológicas y de evaluación, la persona con dislexia podrá seguir el mismo ritmo de aprendizajey de adquisición de contenidos que sus pares. La inclusión de recursos tecnológicos es necesaria en determinados momentos del proceso de aprendizaje.