Los tumores cerebrales son lesiones provocadas por el crecimiento anormal de células en el tejido cerebral. Aunque no se trata de uno de los tipos de cáncer más frecuentes, su impacto puede ser profundo. En la Argentina, la incidencia estimada en adultos es de 21,4 casos cada 100.000 habitantes. Fleni es una institución de salud especializada en la detección temprana, el tratamiento y la recuperación de pacientes que reciben ese diagnóstico, de forma interdisciplinaria y con excelencia.

Existen dos grandes grupos de tumores: los primarios, que se originan dentro del sistema nervioso central, y los secundarios -comunmente conocidos como metástasis-, que se desarrollan cuando derivan de un tumor en otro órgano. A su vez, para el primer tipo es posible encontrar variantes benignas o malignas, y cada una de ellas presenta características clínicas, tratamientos y pronósticos distintos.

Este tipo de patología no solo afecta a las personas adultas. En la población pediátrica, los tumores cerebrales representan la segunda causa más frecuente de cáncer luego de las enfermedades hematológicas, con una incidencia de 2,3 casos cada 100.000 niños y niñas menores de 15 años. Más allá de las estadísticas, cada caso requiere una mirada personalizada y un abordaje que contemple tanto el diagnóstico oportuno como la intervención especializada y el acompañamiento posterior.

Diagnosticar a tiempo

A diferencia de los accidentes cerebrovasculares, cuyas manifestaciones suelen ser bruscas, los tumores cerebrales tienden a dar señales más sutiles al principio, que se intensifican progresivamente. En muchos casos, los síntomas están relacionados con el tamaño, la ubicación y la velocidad de crecimiento del tumor.

Cuando es benigno, como un meningioma, puede desarrollarse lentamente durante años, lo que genera que el cerebro se adapte a su presencia y los síntomas sean leves o casi imperceptibles. Por el contrario, una lesión maligna, incluso de menor tamaño, puede desencadenar una sintomatología intensa en poco tiempo si crece rápidamente o genera inflamación cerebral.

La mayoría de los pacientes consulta cuando aparecen síntomas como pérdida de fuerza o sensibilidad en brazos o piernas, trastornos visuales, cefaleas persistentes que modifican su patrón habitual, convulsiones o alteraciones en el comportamiento o la personalidad. “El dolor de cabeza que cambia de patrón, las crisis convulsivas, los síntomas motores o sensitivos en un solo lado del cuerpo, o las alteraciones en la conducta deben motivar una consulta médica”, señaló Andrés Cervio, neurólogo y jefe del Departamento de Neurocirugía de Fleni.

El proceso diagnóstico comienza en el consultorio, a partir del relato del paciente y el examen clínico. Luego se utilizan estudios por imágenes como la tomografía y la resonancia magnética, que permiten precisar la localización y extensión de la lesión. Con esa información se define el abordaje terapéutico más adecuado para cada caso.

El tratamiento que cada paciente requiere

Existe un abanico de herramientas que permiten abordar los tumores cerebrales, de acuerdo a sus características. Puede sugerirse cirugía, radioterapia o terapias oncológicas como la quimioterapia, la inmunoterapia y la hormonoterapia. En algunos casos basta con una sola estrategia, mientras que en otros es necesario combinar varias. Esta decisión se toma de manera conjunta entre los equipos de Neurocirugía, Neurooncología y Radioterapia.

“La mirada multidisciplinaria es clave porque cada tumor tiene un comportamiento biológico distinto y afecta de forma particular la vida del paciente”, explicó Cervio.

Uno de los avances más importantes en los últimos años es la posibilidad de analizar las alteraciones genéticas de las células tumorales. Este estudio permite subclasificar los tumores según sus características moleculares y, a partir de allí, orientar tratamientos más específicos. En paralelo, la neurocirugía incorporó tecnologías que mejoran los resultados y reducen el impacto de las intervenciones.

Entre esos avances sobresalen la cirugía que se realiza con el paciente despierto, que permite preservar funciones críticas durante la operación, y las técnicas endoscópicas, que hacen posible acceder al cerebro con abordajes mínimamente invasivos. Fleni cuenta además con un sistema de radiocirugía de alta precisión, conocido como Gamma Knife, que permite tratar tumores específicos sin necesidad de abrir el cráneo.

Rehabilitación: un paso a la vez

Después del tratamiento inicial, algunos pacientes pueden presentar secuelas neurológicas que afectan su movilidad, visión, equilibrio o funciones cognitivas. En estos casos, la rehabilitación cobra un rol esencial. “Las terapias de rehabilitación son fundamentales para lograr una rápida reinserción social y permitir que el resto del tratamiento se lleve adelante sin demoras”, recalcó Cervio. Fleni cuenta con un equipo que atiende a las dimensiones terapias físicas, cognitivas y emocionales de cada persona que recibe tratamiento.

Además, aunque en líneas generales el enfoque terapéutico no varía entre adultos y niños, en Fleni existe una sección específica de neurocirugía pediátrica, que trabaja en coordinación con el área de adultos. Esto garantiza una atención especializada y continua para cada etapa de la vida.

Desde el diagnóstico hasta la rehabilitación, Fleni ofrece un abordaje integral, basado en evidencia, centrado en la persona y apoyado por tecnologías de vanguardia. El objetivo es claro: brindar a cada paciente la mejor oportunidad de recuperación y calidad de vida posible.