Exploración del encéfalo por los radioisótopos. Permite el diagnóstico y la localización de ciertas lesiones intracraneanas muy vascularizadas: especialmente tumores, aunque también colecciones líquidas, sanguíneas y cicatrices, todas ellas fuertemente irrigadas en la periferia. Estas lesiones, en efecto, fijan selectiva y rápidamente el isótopo radioactivo (seroalbúmina marcada con yodo 131, Tecnecio 99 m) inyectado por vía venosa; la radiación gamma emitida por éste se detecta con un contador Geiger (o un contador de escintilaciones) explorando la superficie craneal. Esta exploración se puede realizar punto por punto mediante un detector de pequeño tamaño que se desplaza alrededor del cráneo, o con un detector que explora automáticamente las superficies paralelas a los planos sagital y frontal del cráneo. La radiación emitida por el cerebro se inscribe entonces sobre una hoja de papel mediante una serie de trazos cuya densidad es proporcional a la importancia de esta radioactividad (escintigrafía, ver este término). Este «plano del cerebro» también puede ser recogido y fotografiado sobre la pantalla de un osciloscopio (escintifotografía). Finalmente el isótopo puede inyectarse por vía venosa para estudiar mediante angioescintigrafía (ver este término) la circulación carotídea y la red vascular cerebral (gammaangioencefalografía).
