El 2 de junio es un día signado para Ricardo Romanelli. Es el día que volvió a nacer. “Desde ese día mi familia me festeja mi segundo cumpleaños, mi segundo nacimiento”, dice. Tenía 42 años. Era el año 1995. El empresario viajaba en una avioneta Cessna que cayó al río, frente al aeroparque Jorge Newbery, cuando recién levantaba vuelo con rumbo a Paraná. Llevaba dos tripulantes y cinco pasajeros. El único sobreviviente fue Romanelli. El piloto, informa, sufrió de desorientación espacial y el avión cayó al agua, frente a Punta Carrasco. Era una noche de sudestada, tormenta, frío y lluvia. Superando el shock, salió del avión. Desvestirse en el agua le llevó mucho tiempo, sobre todo desprenderse del par de botas tejanas que llevaba puestas. “Estaba en el canal costero, a un par de millas náuticas de tierra. Estuve casi dos horas en el agua. Llegué a la costa con hipotermia aguda. Si bien fui nadador de aguas abiertas, creo que logré salir más por una cuestión actitudinal que por mi estado físico”. En la misma fecha que el accidente, un 2 de junio, pero 14 años después, lo operaron en FLENI por un tumor de hipófisis. “No se conocen las causas; una podría haber sido el alto estrés que ocasiona una situación como la que viví. La operación se hizo con una técnica increíble. Hace unas décadas era una operación muy cruenta; ahora ingresan con el instrumental por la nariz. Es una cirugía microscópica”, dice. “Me operaron un día martes y el viernes ya me dieron de alta”. De su experiencia en FLENI destaca el trato recibido y el modo de trabajar: “Pautado, organizado y ordenado, típico de una organización con procesos definidos. Esos procedimientos garantizan la calidad”.